Otros inviernos transcurrieron tan iguales, tan lluviosos, tan níveos, tan fríos, tan ventosos, tan fieles al modelo..., que nos facilitaron una buena relación, un ajuste, casi una connivencia con esta estación del año, que parece ser la menos cómoda en estas latitudes.
Cada quien sabía qué hacer con esa falacia del tiempo, en medio de condiciones tan previsibles.
¿Quién no tuvo el control de sus jornadas? ¿Quién no tuvo a la mano su paraguas; apiló su leña; se compró un buen libro y la harina para el pan? ¿Quién no supo que los vientos venían del suroeste, las nubes del Pacífico y los turistas de la gran ciudad?
Este año, un mayo sorpresivo, impensado, se despertó con lluvias de cenizas y temblores inquietantes.
Entonces caímos en la cuenta de que este lugar maravilloso, de imponentes montañas y fulgurantes lagos; de cascadas escondidas en los bosques y de otoños policromos y apacibles...,
también era un sitio de volcanes, que salen de su sueño cuando quieren y bostezan impresionantes fumarolas, estremeciendo a la atmósfera y a las gentes.
¿Y qué hacemos ahora con nuestros proyectos, (ahora que también se despertó el Llaima) con nuestra soberbia, nuestro control, y nuestra triste mirada de reyes destronados?
¿Qué hacemos, además de monitorear cada seis horas la actividad del Chaitén, que despertó
de su siesta de más de nueve mil años?
¿Qué hacemos con el marketing, la rentabilidad en riesgo, los micro y macro emprendimientos, y los ostentosos remedos de poder?
¿Qué hacemos con esta lente con la que miramos la naturaleza, la creación, y se nos aparece como un objeto de consumo más que goza de notables ventajas competitivas?
¿ Será este el hombre, el que se abruma a sí mismo y no lo sabe? ¿O será el que nada ha previsto porque está siempre ocupado en aprender a ver?
¿Será el que desespera frente al cuadro caótico? ¿O será el que inocente y sin temores convive mansamente y confiado con lo que el mundo califica de temible, inseguro, incontrolable, imprevisible, inquietante, y cualquier apelativo que pretenda llevar la negación..?