
Me dejo ir hacia el espectro
de la luna en la montaña;
frente a frente con mi sombra,
que espera oscura, callada,
que se derrumbe estruendoso
mi universo de palabras.
Como a golpes de recuerdos,
y a filo de las nostalgias,
se desvanace en la nieve,
sin voces ni rebeldías,
el último intento absurdo
de un corazón casi en llamas.
Consumado ya el dolor
y la desnudez del alma,
me cubren blancas palomas,
negras siluetas de pinos
y sonidos de campanas . . .
2 comentarios:
vengo de casualidad y encuentro su blog aggiornado. Divinos ambos poemas!
Gracias Rochies por sus generosos
comentarios. Los textos son de ha
ce años, pero en su momento inten
taron expresar vivencias fuertes.
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