jueves, 17 de abril de 2008

Abril...

Tiene también el otoño esa melancolía de nubes, que se apartan y se unen en mansos movimientos, alternando con dúctiles destellos del astro que se encamina ya hacia el solsticio hiemal.
La llovizna está suspendida en las copas de los árboles. Como mi ánimo, detenido en la contemplación de este sitio único, siempre nuevo, exultante y apacible, tembloroso y quieto.
¿¡ Qué extraña ligadura procrea el universo de las formas visibles?!

¿¡ Qué será la inextinguible y pura forma de la idea espiritual?!
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Encuentro unas palabras de Sri Aurobindo que, en este día, me hace bien releer:

"La conciencia y la alegría de ser son los primeros padres. Y también los últimos descendientes. La inconciencia es solamente un intervalo de desvanecimiento de la conciencia o de su oscuro sueño; el dolor y la propia extinción no son más que la alegría de ser huyéndose a ella misma con el fin de encontrarse en otro sitio y de otro modo.
La alegría de ser no está limitada en el tiempo; no tiene fin ni principio. Dios sale de una forma solamente para entrar en otra.
Después de todo, ¿qué es Dios? Un niño eterno jugando a un juego eterno en un eterno jardín."

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